Pero dicho esto, el resultado ha sido un día muy disfrutón, tranquilo y en el que hemos recorrido varias zonas de esta ciudad del sudeste francés.
Hemos empezado el día en el barrio de Saint Victor visitando la Abadía del mismo nombre. Da la impresión de que tienes delante un castillo con dos torreones rectangulares con almenas. Pero en realidad, no se trata de un fuerte militar, sino del lugar religioso más importante de Marsella (también histórica y culturalmente).
Por dentro, austera y sencilla, destaca su cripta (que no hemos visto).
Muchas tradiciones están asociadas a Saint Victor, como La Candelaria (fiesta pagana en la que, en la época romana, la gente desfilaba por las calles con velas y antorchas encendidas para celebrar al dios Pan. Más tarde, con el cristianismo, esta fiesta pasó a ser religiosa. Cada 2 de febrero, una procesión parte del Puerto Viejo y sube hasta la Abadía, con la mayoría de los peregrinos portando velas encendidas. La Virgen Negra, que se conserva todo el año en las cripta, se cubre con un manto verde y se presenta a la multitud. A continuación, el arzobispo bendice a la Virgen, las velas verdes y la ciudad ante él y celebra la misa. Después se dirige a la famosa pastelería «Le Four des Navettes» que se encuentra no muy lejos y a su vez bendice las galletas, «les navettes», siendo tradición que todo el mundo compre navettes bendecidas (Las navettes son unas galletas secas con forma de barca que simbolizan la llegada de San Lázaro y de las dos "Marías", Santa María Magdalena y Santa Marta, que desembarcaron en Saintes Maries de la Mer para evangelizar la antigua Marsella). Y eso es lo que hemos hecho nosotros. Mañana en el desayuno daremos buena cuenta de ellas.
Desde lo alto del barrio, las vistas del puerto y sus alrededores es sin duda la postal más característica de Marsella.
Desde aquí hemos callejeado por calles estrechas de edificios con contraventanas de madera de diferentes colores, tan típicas de la Provenza.
Muchas de las calles desembocaban en plazas rodeadas de edificios señoriales tan parisinos. Aquí podéis ver la Place Estrangin-Pastre. Destaca la fuente situada en el centro y está rodeada por dos grandes monumentos emblemáticos del poder comercial de la ciudad: la BANQUE DE FRANCE (de naturaleza sobria, con un hermoso reloj en la fachada) y la CAISSE D'EPARGNE (con una arquitectura más decorada).
Muy cerca, el edificio de la Prefectura, todo un exceso en medio de la ciudad. Hasta Wuki ha querido ‘subirse’ a lo más alto!!!
Estamos en pleno centro comercial de Marsella… pero recordemos que es domingo, así que prácticamente todas las tiendas estaban cerradas. Las calles Sainte, Saint-Ferreol, Grignan, Rue de la Tour, Rue Paradis… todas ellas presentaban una tranquilidad inusual.
En otra de estas plazas, se asomaba la Ópera, una verdadera joya arquitectónica, que representa la exitosa combinación del estilo del s.XVIII y el estilo art decó de la década de 1920.
Una paradita para descansar en Deep, el café de moda, premiado por su calidad (damos buena fe de ello), para continuar paseando entre calles.
La Canebière es la arteria principal de Marsella, un bulevar que surge desde el vieux port y avanza kilómetros hacia el interior de la ciudad. Curioso ha sido que en un momento, un giro a la derecha nos ha trasladado al mismísimo Marrakech, a su zoco con sus puestos de babuchas, especias, alfombras, tés, etc.
Es uno de los lugares más animados de Marsella formado por numerosas calles estrechas y al mismo tiempo muy floridas, que albergan suntuosos edificios haussmannianos, huella de su pasado (En este barrio burgués vivían los habitantes más ricos de la ciudad. Durante el s .XVI se construyeron palacios grandiosos, y el distrito se desarrolló y expandió en la década de 1850).
Después hemos ido a comer a la zona de los antiguos arsenales que viéramos ayer ya de noche. Curioso cómo han reconvertido este espacio en un mini centro comercial gastronómico.
Para terminar el día, y aprovechando que aún era de día, nos hemos acercado de nuevo a la Catedral, para poder verla en todo su esplendor, tanto por fuera como por dentro. Destaca por su tamaño y su interior repleto de mosaicos y arcos bizantinos.
El día llegaba a su fin y se veía un deambular de familias yendo a las casas donde pasarían la noche, llevando postres, flores, etc.
Nosotros, como hacemos habitualmente, hemos optado por cenar en el apartamento y dar la bienvenida al año nuevo de una manera muy tranquila. Al igual que han debido hacer los marselleses, porque ha sido la Nochevieja más silenciosa de la que tenemos recuerdo (si Nápoles, Munich o Berlin se enteran, les mandan algún que otro juguete pirotécnico… ¿será que Macron se lo ha prohibido? No lo sabemos porque tanto nosotros como Wuki le hemos ignorado durante su discurso)
Deseando que hayáis pasado una feliz noche… seguiremos informando.
Hola chicos, Feliz Año nuevo!!
ResponderEliminarGracias cuñada!
Eliminar¿Pero quien es el diseñador de ese quiosco? Que curioso! Disfrutad de vuestras vacaciones navideñas.
ResponderEliminarGracias!
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